Homo moneta

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domingo, 20 de febrero de 2011

El Regreso de la Banca Central Clásica

Walter Bagehot, en su célebre obra Lombard Street, criticaba con sustento en análisis de pensadores como Henry Thornton las prácticas del Banco de Inglaterra y manifestó que los bancos centrales podían controlar potenciales crisis financieras actuando como prestamista de última instancia.
Un siglo después de la publicación de Lombard Street las dimensiones del sector bancario en el Reino Unido eran estables alrededor de un 50% del Producto Interno Bruto (PIB). Pero durante los últimos 50 años las hojas de balance se han expandido tan rápido que hoy en día suelen representar más del 600% total del PIB.
Con base en lo anterior, los bancos centrales han expandido sus roles, por iniciativa propia o a petición de los gobiernos, más allá de su tarea convencional vinculada a la política monetaria ya que bajo el presente escenario están tomando más responsabilidades relacionadas a la supervisión de los bancos y a la estabilidad del sistema financiero en su conjunto. La banca central se ha convertido en un juego más complicado en donde existen nuevos riesgos.
Antes de la crisis, el consenso general establecía que los bancos centrales debían ser operados por tecnócratas, libres de interferencia política, persiguiendo una sola meta elemental: la estabilidad de los precios, con una sola herramienta: las tasas de interés. Muchos consideraban que la supervisión del sistema debía quedar en manos de otros reguladores.
De cierta forma podemos afirmar que los bancos centrales han retomado sus tareas originales.Los primeros bancos centrales fueron concebidos para administrar las finanzas soberanas y emitir/acuñar moneda. Estas funciones les proporcionaba una gran ventaja competitiva que eventualmente los llevó a convertirse en los prestamistas de última instancia de Bagehot. Debido a que dicho papel representaba un gran potencial de riesgo moral y el riesgo de pérdida, los bancos centrales también adoptaron el rol de supervisores bancarios, sólo en tiempos recientes la política monetaria pasó a ser su responsabilidad prioritaria.
La primera prueba de este retorno lo tenemos en frente: las facultades macroprudenciales de los bancos centrales serán puestas a prueba ante los crecientes temores relativos a las bajas tasas de interés y los grandes índices de adquisición de deudas soberanas que para muchos representan las semillas de la próxima gran crisis financiera.